CESARE MARASSO: EL MÍTICO GOYESCAS
Santiago vivió una época dorada de espectáculos de nivel internacional en
la década de los ’50. El epicentro: El Goyescas, un multifacético
establecimiento de tres pisos conectados por la primera escala mecánica
conocida en Chile, ubicado en la esquina de Estado con Huérfanos, en pleno
corazón del centro capitalino, “la esquina del Goyescas”.
Fue la obra de un italiano: Cesare Vittorio Marasso, nacido en Levanto, La
Spezia, el 11 de febrero del año 1913 y llegado a Valparaíso, Chile, en 1930,
con apenas 17 años de edad.
ESPECTÁCULOS DE EXCELENCIA
Creado y dirigido por Marasso, el Goyescas ofreció los momentos más
estelares de la vida artística conocida hasta la fecha por el público chileno. El
empresario italiano estableció un acuerdo de cooperación con Radio Minería,
ocasión en la que conoció y entabló amistad con Raúl Matas, el locutor y
presentador más importante de la radiodifusión chilena. En su moderno
salón de espectáculos, ubicado en el subterráneo del Goyescas, presentó las
actuaciones en Chile del cuarteto ítalo estadounidense Los Cuatro Ases (The
Four Aces) y su primera voz Fred Diodati - ¿Recuerda la canción “El amor
es algo esplendoroso”?- la escultural actriz británica Diana Dors, el cantante y
actor francés Sacha Distel, también ex - marido de Brigitte Bardot, la
inmortal Libertad Lamarque, el showman argentino Mario Clavel, el “salero”
hispano de la gitana Chunga, de Carmen Sevilla y de Paquita Rico junto a los
inolvidables pasodobles de Los Churumbeles de España - “No te puedo
querer” y “El Beso” - en la voz de Paco Lucena, Juan Legido y el Niño de
Utrera.
Los boleros se disfrutaban en vivo con la calidez del argentino Leo Marini y
las magistrales interpretaciones de los chilenos Antonio Prieto, los hermanos
Lucho y Arturo Gatica, los dúos Sonia y Myriam y Doris y Rossie.
Los niños de la época disfrutaron de las canciones infantiles de la Vitrolita,
la mujer grande que hacía de niña, de la hermosa Marisol de España, la de los
"Doce Cascabeles", del virtuosismo precoz del argentino Carlitos Riberón, el
niño que le cantaba a "Mi Buenos Aires Querido" y del extraordinario
fonomínico Gambino.
El tango tuvo en el Goyescas a sus mejores exponentes: Alberto Castillo, el
cantor de los cien barrios porteños, Francisco Canaro y su espectacular